Ya vienen los Reyes...

Desde hace ya casi un par de décadas, cada año por estas fechas se viene alimentando la misma polémica: ¿Papá Noel o Reyes Magos? Hay quién se deja arrastrar por las nuevas tendencias, cediendo al embrujo de gordo de rojo con la débil excusa de que para los niños está mejor recibir sus regalos el 24 de diciembre ya que así pueden disfrutar más tiempo de sus juguetes. Otros, en cambio se mantienen firmes ante la tradición de los Magos de Oriente. Pero el caso es que entre unas cosas y otras, ante el fervor consumista que hace estragos en nuestras almas durante las fiestas navideñas, cada vez hay más gente que da y recibe obsequios dos veces, por la Navidad y por la Epifanía... que nunca he sabido lo que quería decir exactamente. (Si alguien es tan amable de explicármelo lo agradeceré).
Yo particularmente, y pese a ser una antimonárquica convencida, soy más de Reyes Magos. No sé bien porqué. Serán reminiscencias del pasado... Y eso que en mi familia siempre han sido de orden pragmático y desde el momento en que las reuniones familiares empezaron a realizarse en Nochebuena, sistemáticamente Santa hizo aparición en nuestras vidas, por aquello de aprovechar que el Pisuerga pase por Valladolid, o el Manzanares por las obras de la M30... En cualquier caso, el súmmum del aprovechamiento de la oportunidad práctica por parte de "los míos" era usar la Nochevieja para el tradicional toma y daca de regalitos varios. ¡La Nochevieja! Que digo yo: ¿quién traía los regalos? ¿un duende rezagado de San Nicolás? ¿un paje adelantado de los Reyes?
En fin... la cosa era que nos reuníamos toda la familia en una casa en la sierra que mis abuelos paternos tuvieron a bien comprar a principios de la década de los 80. El chalé, como todavía lo llama mi abuela, no tenía calefacción -por lo que solía hacer un frío de pelotas (con perdón)-, y aunque tenía una estupenda chimenea en el salón, se habían encargado de despojarla de todo halo de romanticismo convirtiéndola en una estufa vil... Pensándolo ahora, entre el frío y el aislamiento a mi todo aquello me recuerda al Resplandor, mítica peli de Kubrick... Allí nos juntábamos más de veinte personas. Muchos niños. Después de las uvas y de brindar, los adultos con champán -o cava como se dice ahora- y los niños con sidra, y sin dar muchas explicaciones nos mandaban a la entrada de la casa donde había un montón de paquetes envueltos en papeles multicolores.
Sea por la razón que sea, el caso es que a mi el tema de la cabalgata siempre me ha hecho ilusión. Iba a la de mi barrio, donde los caramelos eran de la casa Paco y las carrozas, mucho más modestas que las del centro, de los comercios de la zona, cuando todavía no habían proliferado ni los centros comerciales ni los hipermercados... Ahora, en pleno auge consumista, lo único que sigue siendo igual es la falsa piel negra de Baltasar. Pero a mi me da igual. Esta noche dejaré mis mejores zapatos bien lustrados en un lugar fácilmente accesible, me acostaré nerviosa y cerraré los ojos con fuerza tratando en vano de dormir del tirón...
Felices Reyes
6 comentarios
Rider -
Ángel, yo es que soy repúblicana y anti-imperialista... pero eso sí me encanta recibir regalos.
Sirc, me ha encantado lo del bando de los melchores :-P
Sirc -
Ángel -
Anónimo -
Rider -
...Y yo que creía que de los portadores de coronas tu preferido era el Burger King :-)
Groove -
Por lo demás, hace años que perdí la ilusión por los reyes pero la gané por las reinas...y las princesas, sobre todo.
Un brindis por Leonor!!!