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Te voy a contar mi vida, que me apetece

Qué guapo le han dejao...

Qué guapo le han dejao...
Creo que no hay nada que me produzca más respeto que la muerte, y su certeza más miedo aún. Es lo que tenemos los ateos... te da un vértigo pensar que se acaba la buena (o la mala) vida y que después ya no hay nada... Por eso, y porque es la única forma que conozco de afrontar el miedo, yo me lo tomo con sentido del humor... siempre que puedo. 

Los tanatorios son lugares macabros y los velatorios actos sociales un tanto escabrosos, donde se reúnen los allegados de un difunto alrededor de su cuerpo sin vida para llorar, darse consuelo los unos a los otros y recordar al ser querido recién fallecido cuando estaba en vida. Estas cosas tienen siempre una porción de compromiso social que me repugna. Gente que va porque se siente obligada a hacerlo y que habitualmente no pintan nada allí. Me resultan especialmente desagradables los comentarios frente a la vitrina: "¿No quieres verle? Está como dormido... mira qué guapo le han dejao." Pese a todo, no es especialmente difícil ver al cogollo familiar del muerto carcajear entre lágrimas rememorando experiencias vividas con el ausente. Sin un atisbo de frivolidad. 

Hace algunos años, mi santo padre decidió pegarse un chapuzón en el Río Piedras, para paliar el calor que apretaba inmisericorde en "El Mojito", barquito en el que mataba la siesta intentando pescar algo. Un corte de digestión traicionero le incapacitó para salir a la superficie con normalidad y empezó a bracear consiguiendo como único efecto agotar la fuerza de sus músculos. Mi madre, que le avistó desde la cubierta, le observó divertida pensando sin duda que se trataba de una broma. En seguida comprendió que no había gracia alguna en los aspavientos, y empezó a ponerse nerviosa. 

Mi padre comenzó a gritarle: ¡Tira de la caña! ¡Tira de la caña! con la pretensión, no sé si absurda, de agarrarse al sedal y ser remolcado por mi madre cual salmonete.... pero mi madre que, desde hace ya años y aunque ella niegue esa evidencia, está bastante teniente, entendió: ¡Tiradme la caña! ¡tiradme la caña! ...y eso hizo. Arrojarle la caña a mi padre... disipando con ello toda posibilidad de ser pescado. 

Finalmente le sacaron del agua, y tengo entendido que yaciendo en el pantalán, hinchado, lívido, inconsciente y con lo ojos en blanco es cuando más cerca ha estado de parecer muerto. No soy capaz de reproducir con palabras los escalofríos y el punzante dolor de pecho que me produce esa imagen mental. Pero aún así, no hace mucho me reía a carcajadas con mi familia recordando la anécdota de la caña...

10 comentarios

Rider -

Soy un desastre, artemisa... y no había visto tu comentario hasta ahora.
Muchísimas gracias por leerme :-)

Artemisa -

Arte funerario
...De un año y medio a sta parte, la muerte a rondado mi casa, mis alrededores, y deberíamos hablar más de ella, no sólo en el sentido poético, sino tb en el prosaico, xq luego llega y nadie sabe q lo q hay q hacer.

Afortunadamente existen unos profesionales muy cualificados q se presentan en el lugar del óbito muy rápidamente y apenas has digerido q tu padre yace sin vida en el sillón, cuando stos expertos en defunciones, siempre muy correctamente, te stan enseñando un catálogo de ataúdes, coronas de flores y esquelas. Intentas concentrarte en su relato de stética y precios, pero resulta difícil . .Al final te hace la cuenta y flipas cuando te da el total. No se puede uno morir por menos de 3.000euros!

Si el muerto ha dicho alguna vez q quería ser incinerado, siempre hay alguien en la familia q dice nunca le había oído cosa semejante, y se entabla una discusión sobre incineración si o no y tienes q ver tb el catálogo de urnas, q ahora existen hasta biodegradables por si es para tirar a la mar. Incluso pueden convertir tus restos en un diamante.

Cuando acabas, el señor de la funeraria procede a retirar el cadáver para llevarlo al tanatorio y entonces te pide ropa para vestirlo. Dos veces me ha tocado elegir ropa para un muerto y es muy difícil pensar en cinco minutos cómo coño se viste correctamente a un muerto...Me gustaría ver a Galiano en tal situación.

El colmo del arte funerario es cuando visitas al marmolista; para diseñar la lápida hay todo tipo de variables en motivos horrorosos de ángeles, vírgenes, cruces y floreros. Scalofriante!

Cuando más o menos lo tienes todo zanjado siempre surge la duda , si es eso lo q quería el fallecid@.

Creo q deberíamos dejarlo todo por scrito, no sea q tu funeral vaya a convertirse en una horterada impresionante .
Saludos wap@, me ha gustado mucho tu cuaderno.


ReBeCa -

Parece una frivolidad pero...me he reído al recordar la anécdota de la "cañita" aunque cuando me llegó la noticia en el Rompi pasó por mi mente de todo excepto una sonrisa.
Yo por suerte o por desgracia nunca he ido a un cementerio ni entierro ni sus derivados. Por primera vez, fui a un hospital con 18 años a visitar a una amiga por hacer cosas indebidas y el año pasado, visite el famoso tanatorio de la m-30 y…no se lo recomiendo a nadie!
Tengo 20 años y estoy orgullosa de todo esto aunque me hubiese gustado acercarme a la mezquita…
Un amigo, ahora algo más, me dijo una vez: “no quiero morir hoy pero no temo a la muerte" asi que dicho y he hecho...Además, soy inmortal!
BeSiToS PRiMi!

Rider -

Gracias, Ángel y Zihua, por vuestros comentarios...

Criar malvas me parece un buen final... Algo darán de aroma :-)

Zihuatanejo -

Cuando yo pienso en la muerte a la conclusión a la que llego es que sería peor que no existiese. La sensación de finitud y escasez es lo que al final acaba dando sentido a la vida. Tengo una oportunidad y sí o sí la tengo que aprovechar. Yo tengo fe en que la muerte es un inicio, pero tampoco tengo ninguna prisa. Lo que inicie en su momento dependerá de lo que haya aprovechado esta oportunidad tan única como maravillosa.

Ángel -

Agnóstico convencido, no me da miedo morir, lo juro, no es pose. Creo que debe ser como apagar el interruptor. Se acabó, a criar malvas. Si acaso, me da miedo morirme antes de tiempo y alterar los ciclos normales de la vida. Es decir, que me tenga que enterrar mi madre cuando debería ser al revés. Si pasa pasó, pero no me perdonaría jamás que pasar por un imprudencia i una gilipollez mía. En cualquier caso, entre tanatorios y cementerios, me producen más rechazo los hospitales. Quizás por aquello de estar en la casilla anterior.

Por lo demás, sí que es cierto que se dan momentos cómicos en estas situaciones. En un pueblo perdido de la provincia de Valladolid y en pleno mes de agosto, de traje, con corbata y dos millones de grados a la sombra. Están enterrando al tío Manolo, un tío de mi madre. A uno de los operarios se le escapa la soga, el ataúd se cae, se destapa y el tío Manolo se queda fuera de su último traje. Mientras dos operarios se van corriendo a por una escalera para bajar a la tumba y desfacer el entuerto, al tercero lo llaman al móvil. El hijoputa descuelga y al cabo de un rato responde: “oye mira, te puedo llamar dentro de un rato que ahora estoy enterrando”.

Acojonante, ¿verdad?

Rider -

Eso mismo digo yo, Sara.


Groove, yo lo de la puerta no lo tengo muy claro la verdad...


Gracias por vuestros comentarios...

Sara -

Joder tia me ha dado un poco de bajon, casi me echo a llorar, yo nunca habia pensdao en la vision de nuestro padre asi. Yo particularmente prefiero no pensar en la muerte, total como todo cuando venga ha venido, me da mas miedo quedarme sola que morirme.
Pero puestos a pensar si prefieor reirme, y acordarme de lo de la caña que de la vision de mi padre medio muerto.
Un besillo.

Anónimo -

Cuánto me gustaría a mí pensar en lo de la puerta. Para mí, por desgracia, es un final. Aunque estoy deseando que alguien me convenza de lo contrario...

Groove -

Coincido en tu visión desenfadada de la muerte.

La muerte no es más que una puerta, no sabemos hacia donde...Nunca un final.